Puertos bajo amenaza de alta congestión, cadena de suministro en jaque por acciones de sindicato
Las disrupciones en el puerto de Los Ángeles/Long Beach y otros en la costa de los estados de California y Washington continúan, entorpeciendo las operaciones y poniendo en riesgo un posible ‘efecto dominó’ como lo definen analistas expertos, quienes advierten que de no subsanarse pronto las negociaciones sindicales y se prolonguen las condiciones inciertas de operación podría causar una serie de daños con impacto mucho más profundo que las costas del Pacífico norte.
Precisamente, grandes retailers y expedidores americanos han llegado a solicitar intervención de la Casa Blanca para zanjar las disputas laborales y regularizar las operaciones. “Miles de minoristas y otras empresas dependen de las operaciones fluidas y eficientes en los puertos para entregar mercancías a los consumidores todos los días”, expresa David French, vicepresidente senior de la Federación Nacional de Retailers NRF de Estados Unidos, en un llamado a la intervención federal, según lee un comunicado de prensa difundido a través del sitio web de la organización. “A medida que nos adentramos en la temporada alta de envíos para las fiestas, estas interrupciones adicionales obligarán a los minoristas y a otros importantes socios navieros a seguir alejando la carga de los puertos de la Costa Oeste hasta que se establezca un nuevo contrato laboral. Es imperativo que las partes vuelvan a la mesa de negociaciones. Instamos a la Administración a que medie para garantizar que las partes concluyan rápidamente un nuevo contrato sin interrupciones adicionales”, lee el llamado a la acción.
Efecto dominó
La paralización de actividades llegó al punto en que el lunes 5 de junio, dos terminales de contendores en los puertos de LA/LB no operaron por falta de personal que se presentara a su jornada laboral. “Es incierto cuántos más terminales están cerrados”, advirtió el analista y CEO de Vespucci Maritime, Lars Jensen en un post en LinkedIn.
Entre los posibles efectos de mediano y largo plazo que podrían tener las disrupciones de las operaciones en los puertos de Los Ángeles/Long Beach, Seattle, Tacoma y Hueneme, está el fantasma de volver a las largas esperas en la bahía, experiencia ya vivida durante las negociaciones laborales del 2015 y repetido recientemente durante la alta demanda de la pandemia, que detuvo el flujo de carga y luego, al reanudarse las operaciones, recibe un influjo desmedido acumulado. Además, las interrupciones de las operaciones pueden alterar la carga y descarga programada de contenedores, causando cargos y disputas por detención y demora (detention & demurrage) entre expedidores y transportistas, sin mencionar el impacto en los camioneros.
Todas estas circunstancias suman a la tendencia de ‘empujar’ a los expedidores y dueños de la carga a fugarse hacia la costa este de los Estados Unidos, incluyendo rutas marítimas y terrestres que pueden hasta redirigir carga por Canadá o México. A esto hay que sumar el estrés en la infraestructura vial y portuaria de los receptores de la carga que escapa de California. Sin embargo, el problema de redirigir carga hacia la costa del Atlántico enfrenta el problema de los bajos niveles de agua en el Canal de Panamá, que limita la cantidad de carga que puede transportar un navío en la travesía. “Esto puede causar un desvío temporal hacia el Canal de Suez, lo que ayudará a las navieras a absorber un poco de su exceso de capacidad”, advierte Jensen, quien añade que las disrupciones en la costa oeste de los Estados Unidos incluso podrían llegar a afectar las tarifas de flete al alza.
Infraestructura clave
Si bien, los efectos dominó descritos están condicionados a que la situación actual se prolongue en el tiempo, lo cierto es que los puertos de la costa oeste de Estados Unidos no pueden desaparecer de la configuración logística del país, ya que conforman parte de la infraestructura clave del comercio exterior. “Los puertos de Estados Unidos, especialmente los de la costa oeste, desempeñan un papel fundamental en la vitalidad de la economía estadounidense”, refuerza la NRF. “Los puertos de la costa este, Canadá e incluso México que reciben el flujo desviado pueden absorber una capacidad adicional limitada, pero la situación derivará inevitablemente en un desequilibrio donde la demanda excederá la capacidad. Y 2021-2022 mostró claramente como estas situaciones impactan las tarifas de fletes y, por extensión, a los expedidores”, concluye Jensen.
Negociaciones
Según los reportes de prensa más recientes, las negociaciones entre el sindicato de estibadores International Longshore and Warehouse Union (ILWU) y sus empleadores representados por la Pacific Maritime Association han alcanzado ‘significativos avances’ en materias relacionadas con la automatización, pero continúan entrampadas en el ítem de remuneraciones. Las conversaciones iniciaron en mayo de 2022 y se han extendido por 13 meses.
Fuente:MundoMaritimo