Columna Económica: “Nunca Olvidar los Forwards”, por Rodrigo Díaz, asesor de ASOEX

Diciembre 28, 2017|Sin categoría|

El dólar está cerrando el año en uno de sus puntos más bajos, justo cuando se activa la temporada de envíos de fruta estival

RodrigoDazUna cuestión que debe estar siempre presente en la mente de nuestros exportadores, es que el dólar es fluctuante.

De hecho, así está definido. Es decir, por definición el dólar es LA variable de ajuste que minimiza los costos de la economía. O al menos eso es lo que dicen los Bancos Centrales.

Si el dólar estuviera fijo [o fuera fijado por alguien], la variable de ajuste sería la tasa de interés. Y ésta tendría repercusión en toda la economía, tal como ocurrió en septiembre de 1998, cuando el Banco Central [el tipo de cambio se movía aún dentro de una banda cambiaria] elevo la tasa de política monetaria de 8,5% a 14% anual.

En 2001 se liberó el sistema cambiario y desde entonces, esta variable de ajuste ha viajado en una montaña rusa.

Vea usted. En marzo de 2003 el dólar alcanzo máximos cercanos a los $760. En abril de 2008 descendió hasta por debajo de $430. En noviembre de ese mismo año, luego de desatada la última gran crisis financiera, superó los $650.

Hacia julio de 2011 estaba en torno a $460. Y no comenzó a repuntar si no hasta después de abril de 2013. Y esta última subida fue bastante paulatina hasta ubicarse por sobre los $ 720 a comienzos de 2016. Y desde entonces no ha hecho más que descender hasta los actuales $617.

Todo lo anterior nos dice que esta es una variable poco confiable. Que es impredecible y que las buenas noticias de hoy suelen terminar siendo las malas noticias de mañana [y viceversa].

Por lo tanto, la única alternativa de un sector como el nuestro para combatir el “riesgo cambiario”, es tomar seguros de cambio. O sea, forwards.

Lo obvio es decir, compre barato y venda caro. O sea, tome forwards cuando el dólar esté alto. Eso es muy fácil decirlo ex_post. Lo difícil es saber si hoy es o no el mejor momento.

Pues bien, hay una sola manera de saberlo. Primero, hay que calcular cuánto es el margen [o % de utilidad] que le estoy pidiendo a mi negocio. Y segundo, hay que estimar con qué tipo de cambio consigo ese margen.

Si eso se consigue –por ejemplo– con $630, ahí debo tomar el forward.

La idea del forward no es ganar o perder, si no, asegurar un nivel de rentabilidad y luego olvidarse del riesgo cambiario.

En eso, funciona igual que un seguro. Uno lo paga en para estar cubierto en caso de siniestro. Si el siniestro ocurre, paga el seguro. Si no ocurre, mejor. Pero en ambos casos, el costo del seguro hay que pagarlo igual.

¡Próspero Año Nuevo para todos!

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