Los precios de la fruta bajaron 7% en dólares, los costos locales aumentaron 35% y la ayuda prometida por el gobierno no llegó en su totalidad.
Según publicó hoy el diario Clarín, este año los pequeños productores no tuvieron a quién venderle su fruta y, por ende, tampoco hubo dinero para la cosecha. La escena se repite en los huertos de toda la región norte de la Patagonia argentina.
Según las cámaras que agrupan a las empresas del sector agroexportador argentino, hay 200 millones de toneladas de peras y manzanas que no pudieron ser comercializadas en 2015 por el cierre de las fronteras de Brasil y la devaluación de la moneda en Rusia. Otros 135 millones de kilos fueron arruinados por el granizo. En total suman 335 millones de fruta que hoy se pudre al aire libre.
En localidades como Villa Regina, Chichinales, Godoy y Valle Azul, un 40% de la fruta quedó suspendida de los árboles sin que nadie la coseche.
Sobre un total de 48 mil hectáreas productivas son 12 mil las que no recibieron el cuidado de sus propietarios debido a cuestiones económicas. Desde febrero que los fruticultores piden un rescate urgente, cuando el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, firmó un acuerdo con los productores por una ayuda de 300 millones de pesos que jamás llegó en su totalidad.
El freno a las importaciones impuesto por Brasil, a causa de la detección de plaga de carpocapsa en 15 embarques de fruta argentina, empeoró las cosas. La industria lleva 10 años de caída gradual.
Las manzanas no cosechadas constituyen la antesala de un desastre mayor para los productores. Las plagas, dicen, no tardarán en llegar si no se toman medidas inmediatas. Algunos incluso aseguran que ya es demasiado tarde.
“La falta de medidas de control provoca valores de porcentaje de frutos dañados cercanos al 100%”, advierte el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria del Alto Valle. Pero el proceso de recolección y poda, que evita las plagas, requiere de dinero en efectivo para pagar el recurso humano que se ocupa de la tarea.
“La actividad dejó de ser rentable y muchos productores están abandonando las plantaciones porque no pudieron cosechar la producción, en un contexto en el que los costos están creciendo al 35% y los precios en dólares cayeron entre 5 y 7 %”, aseguró el director de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados con sede en General Roca, Marcelo Loyarte.
El gremio de los fruticultores trasandinos ya advirtió que exigirá un aumento del 35 al 40% antes de que concluya julio, ya que hoy un trabajador rural tiene un sueldo base de 10 mil pesos argentinos.
Los productores forman parte de un negocio que se ancla en el futuro. La rueda funciona sobre proyecciones. Pero la declinación de los mercados externos, el bajo precio de lo producido (1,2 y 1,5 peso por kilo) y la falta de recursos económicos para encarar la modernización de las chacras, han terminado por dejar vacíos los bolsillos de los fruteros.
Por su parte, presidente de la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén, Jorge Figueroa, asegura que los productores necesitan $1200 millones de pesos argentinos para normalizar el ciclo productivo. Otros 800 millones ARS serían necesarios para dar verdadera vitalidad a la actividad de la que viven unas 70 mil personas.
El sector dejó de recibir entre US$ 75 y 100 millones por la caída de las exportaciones a Brasil que fueron reanudadas tres semanas. Aproximadamente un 10% de lo que genera la industria en su totalidad (unos US$ 1.000 millones).
En lo que va del año, los productores recibieron ARS$110 millones de pesos que fueron destinados a capear el temporal de granizo. De los otros 190 millones de pesos aun no tuvieron noticias.
Fuente: SimFRUIT en base a información ieco.clarin.com