Al segundo trimestre de 2017, la competitividad del sector quedó a la par con la del promedio de la economía.
La competitividad frutícola, medida como el índice de precios ponderados sobre el índice de costos ponderados, se redujo fuertemente en los dos primeros trimestres del año.
En términos de negocios, esta situación es preocupante, porque los actores individuales están perdiendo de vista su comportamiento agregado.
Lo que quiero decir, es que al creer todos que los precios se van a mantener, intentan aumentar la producción, pero se olvidan que cuando todos los hacen al mismo tiempo, esa acción puede tener consecuencia en los precios.
Y la tuvo.
Como se puede apreciar en el gráfico, la línea verde de ingresos [real, promedio anual] que estaba por sobre los $ 900 ahora se ubica por debajo de los $ 700 por kilo.
Por su parte, la línea rojiza de costos, [real, anualizados], que estaban en torno a los $ 500, ahora está en torno a los $ 600 por kilo.
Lo primero que a uno se le curre para explicar esta situación, es el tipo de cambio. Y sí, es verdad, éste cayó en el período, pero no tanto. El promedio del 4º trimestre de 2016 es casi idéntico al del 1º trimestre de 2017 [$ 665]. En el 2º trimestre de 2017 éste cayo 3,4%, al ubicarse a $ 643.
Por tanto, el problema que muestra el índice de competitividad frutícola, no lo provoca el precio del dólar.
¿Quién es el culpable, entonces? Los precios.
Mirados en dólares, los del primer trimestre de 2016 promediaron US$ 2,06 por kilo. Mientras que un año después el promedio fue de US$ 1,55 por kilo [-24,8%].
Si a lo anterior sumamos la mayor producción de fruta exportada 2,42 mill. de tns., vs 2,69 mill. de tns. [+10,8%] lo cual sin duda requirió un uso más intensivo de mano de obra, elevando adicionalmente los costos. Entonces, la fruticultura –sin darse cuenta- enfrentó una especie de tormenta perfecta que redujo drásticamente su competitividad.
Quizás sea el momento de reflexionar sobre la búsqueda de un mecanismo competitivo que permita al sector coordinar sus acciones a fin de no perjudicar su competitividad.