Tenemos todo para consolidar el liderazgo de Chile como exportador de cerezas

Junio 18, 2018|Opinión|

Por Marlene Ayala, Directora Programa de Mejoramiento Genético de Cerezos del Consorcio Tecnológico de la Fruta de ASOEX, y académica de la Universidad Católica

MarleneAyalaHe tenido el privilegio de ver como Chile se ha convertido en un líder indiscutido en la producción y exportación de cerezas en el hemisferio sur. La industria ha evolucionado a pasos agigantados gracias a la visión comercial de productores y exportadores. Ya existen más de 25.000 ha plantadas, con un volumen histórico que superó las 187.000 ton en la temporada 2017/2018, en la cual se manifestó el potencial productivo chileno.

Los tres desafíos principales que enfrenta la cereza chilena hoy en día incluyen: cumplir con los principales parámetros de calidad (ej., calibre, dulzor, firmeza, ausencia de partidura), llegar en una excelente condición a destino, luego de un prolongado viaje marítimo (>30 días en barco al mercado asiático) y desconcentrar la oferta que más allá del mes de diciembre para acceder a mayores retornos.

En la actualidad, el 100% de los cultivares y portainjertos de cerezos establecidos en Chile provienen de programas de mejoramiento genético extranjeros. Esta dependencia ha implicado un constante ajuste del paquete tecnológico, con el objetivo de optimizar la productividad de cada cultivar bajo nuestras condiciones edafoclimáticas. El problema para la industria chilena surge en el momento en que la optimización del paquete tecnológico ya no fue suficiente o posible (“tocamos techo con el manejo para un determinado cultivar de interés”) y quedamos a merced de genética extranjera que no se desarrolló adaptada a nuestra realidad. Esta brecha es preocupante dado que estamos limitados a unos pocos cultivares (no más de 10) y portainjertos (no más de 5) que se pueden considerar como alternativas “seguras” para combinar y establecer nuevas plantaciones con destino exportable.

Hasta mediados de la década del 2000, estuvimos inmersos en tratar de optimizar la productividad de cultivares importados, sin considerar que no todo lo podíamos superar con manejo agronómico (ej. uso de rompedores del letargo, portainjertos de distinto tipo, uso de reguladores de crecimiento, poda y raleos, etc.) y de poscosecha. Sin embargo, se han presentados casos en los cuales por más que se ha tratado de ajustar el paquete tecnológico y de poscosecha, no ha sido factible obtener un producto de calidad que esté a la altura de las exigencias de mercado. A modo de ejemplo, es conocida la urgente necesidad de la industria chilena por cultivares tempraneros con bajo requerimiento de frío para la Zona Central de Chile, los cuales aseguren un buen calibre y firmeza. Lo mismo ocurre con la falta de cultivares tardíos, que garanticen una buena cuaja y una mayor tolerancia a partidura bajo las condiciones frías y lluviosas del sur del país.

Afortunadamente a mediados del 2000, gracias a la coordinación de iniciativas público-privadas se dio un impulso al mejoramiento genético frutal promoviendo un cambio histórico para el desarrollo de la industria de la cereza chilena. Uno de los proyectos importantes que surgió el año 2010, fue el que actualmente desarrolla el Consorcio Tecnológico de la Fruta y es financiado por CORFO, ASOEX y un grupo de empresas exportadoras y es ejecutado en conjunto con Universidad Católica de Chile. Este programa de genética tradicional ya tiene 8 años de vida y avanza con poblaciones de híbridos que paulatinamente van siendo evaluadas y seleccionadas según nuestras condiciones agroclimáticas y necesidades productivas y comerciales. Si bien el cerezo no es una especie de fisiología precoz (>18 años para obtener un cultivar), comparado a otras especies de hoja caduca, se van dando pasos firmes hacia la obtención de cultivares de origen chileno y ya se cuenta con selecciones interesantes que están bajo estudio.

Soy optimista y visualizo una nueva generación de huertos con al menos uno o dos cultivares chilenos que permitirán hacer un recambio varietal paulatino y continuo. Qué distinto será el escenario en 10 años más cuando contemos con nuestros propios cultivares y sus paquetes tecnológicos precisos. Podremos aumentar el número de proyectos de plantación en zonas cálidas o que se encuentran en transición como consecuencia del cambio climático. Es factible pensar en reducir o eliminar el uso de cianamida hidrogenada en huertos ubicados más hacia el norte. También, es esperable que se reduzca la incertidumbre en establecer huertos más allá de la Región del Maule, al contar con cultivares que florezcan más tarde o bien presenten alta tolerancia a la partidura. Por otro lado, ¿por qué no pensar que cultivares chilenos podrán tener una mayor vida en poscosecha, siendo capaces de soportar el largo viaje marítimo y llegar en excelente condición al mercado asiático?

Nuevos cultivares de cerezos chilenos que irán surgiendo con el tiempo, reducirán la incertidumbre comercial de productores y exportadores, permitirán seguir incorporando nuevas zonas productivas y reducirán pérdidas en poscosecha.

MarleneAyala2Tenemos todo para consolidar el liderazgo de Chile como exportador de cerezas. Ante nuevos escenarios, hemos sido capaces de incorporar tecnología de pre y poscosecha en forma impresionante, sin quedarnos atrás en la optimización de los manejos agronómicos y de poscosecha, que mejoran día a día productividad, reducen los costos y ayudan a la fruta durante su viaje a destino. Por otro lado, ya se alinearon la industria, universidades y fondos de investigación para apoyar el mejoramiento genético de la especie. Sólo falta seguir perseverando y confiar en los equipos de trabajo multidisciplinarios. Nunca habrá duplicidad en los logros, al contrario, ojalá pudiéramos tener varias opciones de cultivares porque nuestras necesidades de mercado, clima y sistemas productivos son diversas y eso, en definitiva, justifica un esfuerzo conjunto que finalmente beneficie a la industria chilena

Nuestra tarea ahora es seguir buscando el ideotipo de cereza definido por la industria chilena y entregarlo asociado a un paquete tecnológico específico, lo cual es opuesto a lo que actualmente hacemos y nos limita para crecer aún más.

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