Investigadoras de la Universidad Católica impulsan el recambio varietal en Chile

Abril 17, 2024|Actualidad|

  • Investigadores de la Universidad Católica, en los últimos años, han desarrollado nuevas variedades de frutas con las que buscan impulsar el recambio varietal en Chile.

De acuerdo con UC, la Santa Guillermina, Santa Eduvina, Santa Rosa, Santa Isabel, Santa Teresa, Santa Clara y Santa Catalina son las siete “santas” o variedades de frambuesas chilenas que la académica de Agronomía y Sistemas Naturales, y directora del Programa de Mejoramiento Genético de la Frambuesa, Marina Gambardella, ha desarrollado desde la investigación que realiza en la UC.

La experta explicó que la necesidad de crear nuevas variedades es a causa de un “recambio natural” en la agricultura. Por eso se llama mejoramiento genético’ porque la idea es que tú tengas una combinación genética mejor a la anterior, la que siempre va a mejorar”.

Muestra de ello, es que en 2023 se lanzaron cuatro nuevas variedades de frambuesas chilenas como parte de la investigación de la profesora Gambardella. Se trató de Santa Eduvina, una variedad muy productiva y de tamaño más grande; Santa Rosa, ideal para una producción más industrial, con cosecha mecanizada y sin espinas; Santa Isabel, una frambuesa amarilla o anaranjada que puede usarse de forma ornamental dentro de la pastelería; y Santa Guillermina, altamente productiva, un poco más chica que Eduvina, pero más firme. “Chile es un país súper largo y las variedades son adaptadas a distintas condiciones y para distintos objetivos. Es un proceso largo y bien complejo”, dijo la académica.

La Santa Guillermina, Santa Eduvina, Santa Rosa, Santa Isabel, Santa Teresa, Santa Clara y Santa Catalina son las siete “santas” o variedades de frambuesas chilenas que la académica de Agronomía y Sistemas Naturales, y directora del Programa de Mejoramiento Genético de la Frambuesa, Marina Gambardella, ha desarrollado desde la investigación que realiza en la UC.

 

La profesora explicó que la palabra “santa” está ligada al concepto de “universidad pontificia” como una forma de relacionarlo con la Universidad Católica. No se recurrió a usar el “UC” en los nombres de estas frutas, porque éste es el que usa la Universidad de California para sus propias variedades. Con relación al nombre de las cuatro últimas frambuesas se eligió como parte de un homenaje a cuatro productoras de Coyhaique, personas muy aguerridas, trabajadoras y especiales, con quienes trabaja en el programa.

 

“Isabelina”

La clementina de más fácil pelaje y sin pepas de la Universidad Católica, surgió tras la investigación que realizó durante quince años la académica de Agronomía y Sistemas Naturales, y experta del Programa de Mejoramiento Genético de Cítricos, Johanna Martiz, quien lanzó Isabelina, una variedad chilena de mandarina, por la que ha recibido múltiples llamadas de productores nacionales e internacionales.

“Me han escrito de España, Sudáfrica y de acá mismo, en Chile, hay mucho interés por plantarla, tengo productores en espera. Quizás nos adelantamos, pero estamos haciendo las plantas para venderlas, no pensé que fuera a ser tan rápido e iba a haber tanto interés por el tema”, detalló la profesora.

La investigadora compartió que el nombre de “Isabelina” tiene un valor sentimental para ella. “Mi hija siempre decía: ‘supongo que le vas a poner mi nombre’. Ella se llama Antonia Isabel, Antonia sonaba raro, pero Isabel tiene para mí otra connotación: mi abuela doña María Isabel, guerrera a mil; yo le puse Antonia Isabel a mi hija por ella. Entonces, cómo es una clementina, es Isabelina”.

La académica explicó que, si bien el proceso de creación de una variedad de cítrico se demora normalmente entre 15 y 20 años, en el caso de Isabelina “tuvimos muy buenas luces tempranamente. Uno de los capítulos de mi tesis doctoral fue cómo acortar los procesos de extensión de variedades, ahí pudimos acortar un poco los tiempos, le pusimos innovación a través del mejoramiento genético”, dijo.

Actualmente, las “plantas madre” de Isabelina están en un campo experimental de 1,3 hectáreas ubicado en San Antonio de Naltagua, en la Región Metropolitana, donde también la experta está desarrollando otras mandarinas, entre ellas otra que no tiene semillas; y dos especies de limones, uno sin espinas y otro sin pepas, que podrían estar listos en un año.

La clementina de más fácil pelaje y sin pepas de la Universidad Católica, surgió tras la investigación que realizó durante quince años la académica de Agronomía y Sistemas Naturales, y experta del Programa de Mejoramiento Genético de Cítricos, Johanna Martiz.

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