¿Es la desalación la solución a la sequía?

Más del 70% del territorio de Chile está afectado por la sequía, con una demanda de agua creciente y precipitaciones a la baja. Según datos de las Naciones Unidas, 1.800 millones de personas vivirán en condición de escasez de agua para el 2025. Si ¾ del planeta Tierra está cubierto de agua, principalmente de océanos, ¿podemos recurrir a ellos para salir de esta crisis? Algunos ya lo están haciendo, destaca Revista El Campesino.

Mientras en Israel, el 80% del agua potable proviene de la desalación, en Chile esa cifra solo alcanza el 1%. En medio de una crisis hídrica recurrir al mar pareciera ser una respuesta.


¿Cómo funciona?

Hay varios métodos de desalinización, el más usado en Chile es de ósmosis inversa. A grandes rasgos consiste en que una planta desaladora contiene una fina tela que limpia el agua que pasa por ella a presión, dejando la sal al otro lado de la tela. Es un proceso que necesita de energía para empujar el agua, el mayor costo de las desaladoras.

En Chile hay instaladas decenas de plantas desalinizadoras de diferentes tamaños. Si se consideran solo las que tienen una capacidad de más de 50 litros por segundo, son 26 las plantas desalinizadoras operando, el 75% de las cuales se emplean para la minería y un 25% para consumo humano o de otras industrias, con una capacidad instalada del orden de 8.600 litros por segundo, cifra que se duplicará al 2030. En Antofagasta está la mayor planta de desalinización de agua de mar para producción de agua potable de América Latina, con una capacidad de 1.056 litros por segundo.


¿Es la desalación una respuesta para la sequía?

El presidente de la Asociación Chilena de Desalinización ACADES, Carlos Foxley, dice que la desalinización es una tecnología que permite contar hoy con nuevas fuentes de agua, diferentes de las tradicionales aguas continentales, algo muy relevante dada la situación de sequía que vive Chile: “Al poder transformar el agua de mar en agua apta para consumo humano, industrial o de riego, las posibilidades de aumentar la oferta de agua dulce son, técnicamente, infinitas, independientemente de las lluvias que tengamos”.

En Antofagasta está la mayor planta de desalinización de agua de mar para producción de agua potable de América Latina, con una capacidad de 1.056 litros por segundo.


¿Podrá el mar regar nuestros campos?

Para Carlos Foxley, “técnicamente no hay ningún problema, hoy se utiliza agua de mar desalinizada en muchas partes del mundo para regar cultivos”, sin embargo, Foxley agrega que es una solución que comercialmente no es siempre la mejor opción, “normalmente se utiliza en algunos cultivos específicos como paltas y cítricos, por nombrar algunos”.

Para el presidente de Acades, la desalinización es una nueva fuente y el agua producida por este método debiera liberar otras fuentes de agua, para él, se debe avanzar en soluciones combinadas. “El agua producida por la desalinización debiese liberar aguas continentales tradicionales, las que podrían ser utilizadas en agricultura, o bien, como se hace en otros países que son líderes en la materia, como Israel, se podría producir agua potable para consumo humano y las aguas grises producto del uso de las aguas desalinizadas podrían ser tratadas y utilizadas para riego. Esto es una realidad hoy, y debiésemos tender a ese tipo de soluciones combinadas”, agrega.

¿Cuál es el problema?

En entrevista con La Tercera, el ex ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, comentó que la desalación todavía es relativamente cara y, mientras no baje su valor no puede competir con otras alternativas. Moreno también destacó las grandes diferencias de recursos que tiene Chile, desde el desierto de Atacama a los glaciares del sur: “Las soluciones son muy distintas dependiendo de cuál es la situación de fuentes de agua alternativas, de dónde está la población, si está en la zona costera o en las zonas más alejadas de la costa, etc”.

Para Carlos Foxley, el mayor problema es la falta de regulación, la incertidumbre y los tiempos. “Hoy desarrollar un proyecto de desalinización desde el principio hasta que produce agua desalinizada toma, como mínimo 6 años entre estudios, permisos y construcción. Y lo normal es que sea un plazo más largo. Por eso, es urgente disminuir los plazos, porque si partimos hoy, tendremos desaladoras nuevas a fin de la década y si no llueve lo pasaremos muy mal los próximos 6 a 7 años”.

“Al poder transformar el agua de mar en agua apta para consumo humano, industrial o de riego, las posibilidades de aumentar la oferta de agua dulce son, técnicamente, infinitas”. Carlos Foxley, presidente de la Asociación Chilena de Desalinización ACADES.

El caso de Israel

El 60% del territorio de Israel es un desierto y el resto es semiárido. En 1999, el gobierno israelí inició un programa de desalinización a largo plazo y a gran escala, diseñado para para mitigar las condiciones de sequía que han caracterizado la región. Hoy el país posee seguridad hídrica y alimentaria.

Carla Haschelevici, Gerente Desarrollo Negocios e Innovación de la embajada de Israel, comentó que esto se logró con varias acciones claves: una institucionalidad y estructura legal clara, gestión integrada del agua, cultura del cuidado del agua y la implementación de tecnología, entre ellos la desalación, el reciclaje y reúso del agua, gestión inteligente del riego, etc.

En Israel el 80% del agua potable consumida en los hogares es desalinizada, además el 87% del agua es reciclada y se aplica a la agricultura y uso industrial. Haschelevici destaca: “Con el impacto del cambio climático, hay que pensar en la producción de nuevas fuentes de agua, como la desalinización, por ejemplo, una solución factible para Chile”.

La recomendación del experto

En Israel tienen una autoridad nacional a cargo de la gestión del agua. “Se ocupa de articular a todos los actores y enfoques, incluyendo producción, precios, demanda, incentivos, tecnologías, legislación, etc.”, comentan desde la embajada de Israel.

Carla Haschelevici cuenta que la buena experiencia de ese país ha implicado diferentes estrategias: “El éxito de Israel se basa en una mirada multisectorial, que articula conceptos como ahorro, reutilización y nuevas fuentes de producción”.

“El éxito de Israel se basa en una mirada multisectorial, que articula conceptos como ahorro, reutilización y nuevas fuentes de producción”. Carla Haschelevici, Gerente Desarrollo Negocios e Innovación de la embajada de Israel.

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