• En entrevista con Frutas de Chile, el ingeniero agrónomo y Máster en Economía Agraria de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) analizó las recientes compras y fusiones de empresas de la industria frutícola, los desafíos que enfrenta el sector este año y cómo el escenario económico de Chile impactará a la agricultura.
La industria frutícola chilena se ha consolidado como sector atractivo para las inversiones extranjeras. Así lo reflejó la reciente compra de Verfrut por parte de Unifrutti (del grupo árabe ADQ), lo que le permitiría transformarse en una de las mayores empresas exportadoras de fruta fresca de Chile. Pero este no ha sido el único caso; Frutura, una filial de Renewable Resources Group (RRG), un grupo financiero dedicado a la creación de fondos de prívate equity de EEUU, este año adquirió la exportadora chilena Giddings Fruit. En 2022 la firma también adquirió Subsole, la mayor exportadora de uva de mesa de Chile.
En entrevista con Frutas de Chile, Juan Pablo Subercaseaux, ingeniero agrónomo y Máster en Economía Agraria de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) señaló que “los actores se están dando cuenta que el negocio se ha estrechado mucho y para sobrevivir se necesitan ciertas economías de escala. Las empresas saben que quedándose medianas o medianas grandes ya no son rentables”. El caso de Unifrutti refleja que las exportadoras están haciendo negocios con terceros, a los cuales le compran fruta, pero les interesa tener un flujo de fruta propia para garantizar ciertos volúmenes hacia el extranjero. Las adquisiciones de Subsole y Giddings, reflejan que hay fondos de inversión extranjeros interesados en Chile.
Según el economista, en Canadá, EEUU hay fondos de pensiones (similares a las AFP), los que más se han diversificado fuertemente en activos reales que, en el largo plazo, serán rentables con bajo nivel de riesgo. Hay una apuesta por tierras y producción de alimentos. “Si hay algo que está demostrado es que la tierra no baja de valor por la creciente demanda de alimentos. Estas empresas norteamericanas y canadiense han constatado, en especial después de la Crisis Subprime, que las acciones podían ser muy riesgoso, y vieron como algunas inversiones perdían casi todo su valor. En cambio, el valor de la tierra va al alza y, al ocurrir alguna crisis económica, su valor se ajusta levemente a la baja”.
Respecto a si este año seguiremos siendo testigos de estos casos de fusiones y compras de firmas. “En 2024 las fusiones o compras de empresas frutícolas serán de menor frecuencia. Sin embargo, estimo que ocurrirán en el futuro, especialmente de exportadoras de cerezas de menor tamaño. Como el negocio se pondrá mucho más apretado y complejo, quienes sean exportadores sin packing propio van a tender a desaparecer. En el año con mucha fruta, si no proceso a tiempo, eso provocará menores retornos de la fruta exportada. Por lo tanto, muchas empresas pequeñas que no tiene packing y/o fruta propia, van a terminar desapareciendo”, aseguró Subercaseaux.
De acuerdo con el experto, Chile cuenta con un clima que nos permite producir fruta con alta calidad. Por ejemplo, somos el exportador del 92% de las cerezas de contra estación del mundo. Ningún país, aunque esté en el hemisferio sur tiene el clima que Chile tiene para producir cerezas. “También hay fondos de inversión invirtiendo fuerte en avellano europeo, donde la zona sur funciona muy bien para ese cultivo. Otro factor que influye en la inversión es que Chile todavía mantiene cierto prestigio de estabilidad a pesar de los temas políticos y de seguridad que han ocurrido en el último tiempo. Chile antes del 2019, se diferenciaba de Latinoamérica, hoy día ya estamos en el mismo saco. Sin embargo, todavía están las certezas jurídicas que si te compras un campo no te lo van a expropiar”.
Falta de mano de obra: Un tema que llegó para quedarse
La falta trabajadores se ubica como uno de los principales desafíos a los que se enfrenta el sector frutícola este año. Al respecto, Subercaseaux aseguró que esta falta de recurso humano llegó para quedarse, agregando que en los países desarrollados la productividad marginal del agro es menor que la productividad marginal de otros sectores, que crecen mucho más. “Es decir una persona trabajando en la minería es capaz de generar en un mes, lo que en 12 meses genera un trabajador del agro. Por lo tanto, produce mucha riqueza la minería, aunque estés pagando muchos camiones y si tienes problemas para conseguir personas, se suben solo los sueldos. En cambio, en el agro el 70% de los costos es mano de obra, por lo tanto, si duplicas los sueldos quiebras. Pero, en la minería al duplicar los sueldos no pasa nada”.
En el 100% de los países desarrollados, el sector agrícola empieza a contraerse y son, proporcionalmente, cada vez menos las personas que están trabajando en esta industria, agregó el experto. “En Chile nos hemos mantenido entre 700.000 y 800.000 personas trabajando en el sector agrícola, pero hemos caído del 20% al 6%, en 35 años. Hasta 2014 el tema de la mano de obra era el gran tema de la fruticultura. Ese año dejó de serlo por la desatada inmigración que ocurrió a partir del 2014, donde ingresaron 1.200.000 inmigrantes. Cerca de un 75% tenía edad para trabajar y eso significó que la fuerza de trabajo creciera, lo que tuvo un impacto en la oferta de mano de obra muy potente. Eso se tradujo en que, en el agro, desde el 2015 a 2021, la escasez de mano obra dejó de ser tema”.
El economista precisó que en 2022 este efecto de los inmigrantes ya se había ocupado porque la demanda de mano de obra crece aproximadamente 1% todos los años, principalmente, por el sector cerecero. “Entonces esa alza de 1% al año se comió el efecto de inmigración. A eso hay que sumarle que ha cambiado la composición de las nacionalidades de los inmigrantes: hoy el 33% son venezolanos y ellos no trabajan en el agro. En el agro se concentran los bolivianos, peruanos y haitianos principalmente. También ha habido un retorno de inmigración, personas que han regresado a sus países de origen. Por lo tanto, la mano de obra volvió a ser un gran tema. Hoy estamos muy necesitados de trabajadores, en especial en diciembre debido a la cosecha de 70 mil hectáreas de cerezas y 20 mil de arándanos”, observó.
“Sin lugar a duda, el tema de la mano de obra seguirá siendo el gran tema de la fruticultura de aquí en adelante, porque la inmigración ya ocurrió y no hay ningún Gobierno que. el futuro, vaya a volver a asumir los costos que tuvo esta inmigración explosiva, descoordinada y con costos enormes para el Estados”, puntualizó Subercaseaux,
Añadió: “A uno, como fruticultor, los trabajadores inmigrantes cayeron del cielo, pero el país tuvo que asumir unos costos enormes en muchos ámbitos, como la salud y la educación para una cantidad enorme de personas, junto con nuevos tipos de criminalidad que no estaban en Chile. Hoy día tenemos secuestros, un delito que nunca habíamos visto. Asimismo, aumentó el nivel de violencia y mucho de eso viene de afuera. Pensar que se va a permitir más inmigración será difícil, lo que en sí podríamos avanzar es en la inmigración temporal. Por ejemplo, en el caso de Bolivia se libera una visa temporal para que trabajadores vengan por algunos meses a Chile. De aquí en adelante tendremos una escasez permanente y crítica de trabajadores, particularmente, en noviembre, diciembre y enero, la cual, además, será carísima”.
¿Se pueden avizorar soluciones?
Respecto a qué medidas se pueden tomar ante esta escasez de mano de obra, Subercaseaux plantea que una solución es no tratar de plantar algo que va a requerir mano de obra entre noviembre y enero. En la cereza no sería fácil, sin embargo, se puede plantar en zonas y con variedades que permitan cosechas a inicios de noviembre. Otra solución es mecanizar y avanzar en la cosecha con drones, que ya se usan en la industria de la manzana.
Independientemente del problema de inestabilidad del agro, hay una enorme cantidad de personas que podrían trabajar en agricultura, aseguró el experto. “Por ejemplo, se puede aumentar el número de mujeres dedicadas a cuidar a sus hijos en la época escolar, podrían trabajar desde diciembre a marzo, generando ingresos adicionales para sus familias.
También están los jóvenes que, al salir del colegio, podrían trabajar en el agro. Es una labor que no requiere mayor capacitación y que tampoco requiere mucho esfuerzo físico. Tenemos algunos dramas legales en Chile, se han firmado convenios para eliminar explotación infantil, lo que todos compartimos, pero una equivocada sensibilidad ha limitado o impedido la experiencia laboral para jóvenes de 16 o 17 años podría ser parte de su formación, tal como ocurre en Europa y EEUU. Hoy en Chile es legal que trabajen jóvenes de 16 o 17 años, pero es mal mirado por los fiscalizadores.”.
Desafíos: Cerezas, ciruelas deshidratadas y arándanos
Sobre qué temas impactaran este año a cultivos como cerezas, ciruelas y arándanos, el economista dijo que la cereza tuvo el problema de una baja importante de los volúmenes que se esperaban.
En relación con el año pasado, se estima una leve disminución, pero una caída superior al 30% de los esperado para esta temporada. Esta baja se produjo por temas climáticos: falta de horas frío, una primera muy fría, entre otros. Respecto a la cosecha, en el packing las cosas estuvieron bastante tranquilas y los retornos de precios deberían ser buenos respecto a la temporada pasada.
“En el caso de las ciruelas D´Angen, las heladas de Francia y la sequía de California disminuyeron los stocks mundiales de la oferta, por ello subieron los precios. Esta temporada, Francia, California tuvieron cosechas muy buenas, por lo tanto, los precios van a caer esta temporada, en especial el precio de los calibres pequeños”, puntualizó.
Asimismo, Subercaseaux explicó que en el caso de los arándanos vamos a tener una ventana producto del fenómeno del El Niño en Perú. Por lo tanto, habrá menos oferta por parte de Perú y va a generar un veranito de San Juan para los productos chilenos.
Escenario económico de Chile: Mayor cesantía y alza del tipo de cambio
Menor inflación y mayor cesantía. Estos son algunos de los temas que impactarán a la economía chilena, y que, por ende, también tendrán sus efectos en la agricultura nacional.
En términos macroeconómicos, “vamos a tener mayor cesantía. En el caso de inflación será baja. Cuando hay cesantía hay menos capacidad de compra, por lo tanto, la inflación baja. La buena noticia es que la tasa de interés seguirá cayendo, pero sólo afecta a los de corto plazo; los intereses de largo plazo no van a bajar aún. Por ejemplo, si se quiere tomar un crédito a 10 años, esa tasa sigue alta. A pesar de que la tasa a corto plazo va a disminuir con fuerza gracias a la inflación, no va a extrapolarse en el tiempo”, destacó el economista.
Según el experto, el tipo de cambio debería seguir alto, principalmente, si Chile baja las tasas provocará que sea más atractivo invertir en otros países. Un depósito en Chile no será tan atractivo. “Ya se vio con la primera caída de tasa, teníamos un dólar a 800 pesos, y luego el dólar se disparó a más de 850. Por lo tanto, si sigue baja de tasa en Chile, EEUU y Europa, el dólar se va a disparar. Si hay baja de tasas de EEUU, el dólar debería apreciarse, pero todo va a depender de que país disminuirá sus tasas primero. Por ejemplo, si EEUU baja primero la tasa, vamos a tener un tipo de cambio que se va apreciar. Si en cambio Chile disminuye la tasa, vamos a tener un tipo de cambio que se va disparar”, cerró.