“Auditorías energéticas, un paso fundamental, cuyo éxito depende del compromiso de la organización”

Abril 10, 2018|opinionn|

Por Diego Lizana, director ejecutivo de la Agencia Chilena de Eficiencia Energética


Una organización se acerca a realizar auditorías por dos vías. La primera es porque decide explorar o identificar oportunidades en eficiencia energética y quiere analizar sus procesos; esto se puede hacer con ayuda de expertos o de forma más improvisada o intuitiva, generando un checklist de actividades, recopilando y analizando información, lo que para todos los efectos es una auditoría, aun cuando no sea bajo la norma ISO50001. La segunda forma es la más estandarizada e implica comenzar a implementar o mantener un sistema de gestión, en este caso las auditorías se transforman en una acción permanente dentro del ciclo de mejoramiento continuo que tiene ya un sistema de gestión.

Sea cuál sea la motivación para la implementación de una auditoría energética (AE), el compromiso de la organización -desde la alta dirección hasta quien tendrá que ejecutarla- es clave. Lo primero es que la organización de verdad quiera hacer una auditoría y no que esto se haga sólo por cumplir con una norma o porque a alguien aisladamente se le ocurrió hacerlo en un momento en que hay disponibilidad de recursos, los que no necesariamente estarán disponibles para seguir destinándolos a estas actividades en el largo plazo. El apoyo de la alta dirección y el involucramiento de todas las jefaturas son fundamentales para que esa ayuda sea efectiva en el momento en que la auditoría esté en desarrollo, de manera tal que se tenga un resultado acorde al objetivo que se planificó. El equipo que trabajará en la auditoría energética debe ser preparado adecuadamente. De esta manera se logrará capturar información valiosa y relevante que luego deberá interpretar como resultado de la AE.

Una AE no vendrá a solucionar por si sola los problemas de gestión energética de una organización. Es un punto de partida que va a generar una línea base inicial, para comenzar a implementar medidas de eficiencia energética o mantener y mejorar su sistema de gestión de la energía. Como resultado se obtendrán retos de corto, mediano y largo plazo, los cuales la organización deberá analizar de acuerdo a sus urgencias, potencial de beneficio y sus recursos.

Algunos de estos retos pueden ser de muy bajo costo o cero; en cuanto a implementación, principalmente en lo que se refiere a modificaciones de procedimientos y gestión, también aparecerán iniciativas que pueden tener un costo significativo, que deberán ser rankeadas de acuerdo a consideraciones tales como su potencial de ahorro, su payback, tiempos de implementación y presupuesto. Con esta información se puede definir una hoja de ruta de corto, mediano y largo plazo.

Desde nuestro rol como Agencia de Eficiencia Energética promovemos y apoyamos el desarrollo de AE, estamos desarrollando ahora un proyecto de Bien Público de Corfo en conjunto con la empresa Roda Energía y el Ministerio de Energía que permitirá acercarnos mucho más y de manera más enfocada a las empresas que buscan implementar sistemas de gestión de energía partiendo por el desarrollo de auditorías energéticas, generando unas guías actualizadas y segmentadas por sectores prioritarios para la economía del país. Esperamos que con estas medidas y con estas guías, las organizaciones energointensivas del país vean con mayor claridad a la eficiencia energética como un valor agregado en términos de productividad, competitividad y sostenibilidad en el corto, mediano y largo plazo.

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