Afrontar a la banca a ganador

Junio 3, 2021|Opinión|

Por: Benjamín Barros, socio Agrocapital

Benjamín Barros, socio Agrocapital

Durante el primer Semestre de 2020, la incertidumbre producto del Covid-19 era total. Actividades esenciales como la agricultura, cuyo rol fundamental es mantener el aprovisionamiento de alimentos, logró adaptarse y mantener los hogares abastecidos. Este trabajo no estuvo exento de desafíos considerando que se debió afrontar la falta de mano de obra, lluvias veraniegas y problemas comerciales.

Sin embargo, a pesar de ser una actividad económica esencial, no han existido planes de salvatajes gubernamentales exclusivos para la industria agrícola. A pesar del Fogape y el rol de BancoEstado con sus políticas contracíclicas en materia de préstamos en el mundo agroalimentario, la restricción crediticia es un hecho. Así las cosas, la banca silvoagropecuaria pasó de venir creciendo a razón del 8% anual a una contración del 5% durante el 2020.

Existe una baja disposición de la banca privada en apoyar al agroindustria, toda vez que desde junio del 2020 está trayendo un freno injustificado sobre un rubro con sólidos fundamentos de inversión -acíclico, resiliente, con activos reales alternativos detrás, ligado fuertemente al comercio exterior -dólar- y al aumento de la demanda de alimentos a nivel global producto del crecimiento de la población y su poder adquisitivo.

Próximamente, los agronegocios se verán enfrentados a estrechez hacia el segundo semestre de este año, al amortizar y/o requerir más capital de trabajo y atender el requerimiento de capital operacional de sus proveedores, los productores. Para ellas, el desafío estará en definir y planificar estratégicamente cómo enfrentar a sus acreedores y satisfacer requerimiento de capital operacional.

Cabe recordar que cuando Antonio Walker fue ministro de Agricultura realizó una serie de reuniones con la industria bancaria para promover mejores políticas crediticias con el sector silvoagropecuario. Esto llevó a que BancoEstado, Banco de Chile y otras instituciones, crearan gerencias especializadas para atender a este sector que representa hasta el 14,4% del PIB considerando el encadenamiento productivo.

En nuestra experiencia, la falta de entendimiento entre las partes se traduce en spread de riesgo y restricción del crédito. Asimismo, y ante este difícil escenario, es que estamos trabajando con las empresas agroalimentarias en mejorar la calidad de la información que entregan a la banca. La banca, por su parte, está financiado los mejores prospectos y seguirán siendo muy cautos.

Considerando que las compañías agroalimentarias tienen mejores fundamentos frente a otras, hay que entender que la fruticultura genera mayor flujo por hectárea y Chile podría duplicar o triplicar la superficie nacional. Chile tiene todo para avanzar y si la banca local no comparte estos fundamentos se le generará, inevitablemente, competidores a mediano plazo. Prepararse para tiempos turbulentos es vital en momentos de crisis, y los que no entiendan esto, así como los que esperen milagrosos salvatajes gubernamentales, posiblemente queden en el camino.

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