Canadá impuso nuevas normas para el ingreso de arándanos y uva de mesa a partir del 1 de febrero de 2016. Entre las alternativas, la más conveniente es producir bajo este sistema que ya se utiliza en otras frutas como naranjas, mandarinas, cerezas y kiwis
A partir del 1 de febrero de 2016 entran en vigencia los nuevos requisitos impuestos por Canadá para una serie de productos agrícolas con la finalidad de evitar el ingreso de Lobesia botrana a ese país.
“En el caso de Chile, estas medidas se aplicarán, por ahora, sólo a las exportaciones de uva de mesa y arándanos”, dice Ronald Bown, presidente de la Asociación de Exportadores de Chile (ASOEX).
La Agencia de Inspección Alimentaria de Canadá (CFIA) puso como requisito que estas dos especies de fruta nacional sean fumigadas con bromuro de metilo (en origen o destino) o se cultiven bajo System approach.
“En el año 2014 recibimos una notificación por parte de Canadá para ver el tema de Lobesia botrana con el propósito de establecer algunas regulaciones específicas para la exportación de algunos de nuestros productos, entre ellos kiwi, uva, arándano, caqui y mora, entre otros. Chile envió sus comentarios y destacamos la existencia del Programa Nacional de Lobesia botrana, el que nos ha permitido adaptarnos sin problema a las medidas impuestas por distintos países”, declara Ángel Sartori, director nacional del SAG.
A raíz de lo anterior, en otoño de 2015 se estableció un acuerdo entre las autoridades chilenas y canadienses para aplicar medidas de mitigación sólo en uva de mesa y arándano, dejando pendiente la incorporación de otras especies a este reglamento para más adelante.
En el sector concuerdan en que entre las alternativas propuestas por Canadá, la que les resulta más beneficiosa es el system approach, debido a que es un método productivo que se aplica a otros frutales, como cerezas y kiwis, y que no afecta negativamente la vida de poscosecha y posterior rentabilidad de los productos, como sí lo hace la fumigación con BrMe.
Para Felipe Juillerat, presidente del Comité de Arándanos de Chile y gerente comercial de Hortifrut, el acuerdo suscrito con Canadá es positivo, ya que es muy similar al que la industria tiene con Corea del Sur para la misma plaga cuarentenaria.
“Lo que está pasando es que se nos suma un nuevo mercado al que podemos acceder con los mismos manejos que se hacen para la fruta destinada a Corea. Es un sistema que está armado y funcionando para poder exportar sin problemas”, agrega.
“Dar cumplimiento al system approach no es problema porque ya es aplicado regularmente por la industria para las exportaciones destinadas a diferentes mercados. Este procedimiento les permite tanto a productores como exportadores ofrecer al mercado un producto de mejor condición y calidad”, señala Ronald Bown.
Pese a que no debieran existir problemas para cumplir con las nuevas exigencias de Canadá, el aumento de los costos es algo que genera algo de inquietud entre los empresarios. No obstante, los especialistas comentan que si bien los costos aumentan un poco al usar system approach, los productores se asegurarán que su partida no presentará problemas en destino. Así, al tener una fruta de mejor condición (al no ser sometida al proceso de fumigación), se podrá optar a mejores precios, equilibrando la ecuación costo-ganancia.
Las claves del system approach
El system approach es una estrategia productiva que tiene como objetivo aminorar la prevalencia de dos plagas cuarentenarias (Lobesia botrana y Brevipalpus chilensis) a nivel de huerto.
“Esta estrategia consiste en la ejecución y cumplimiento de diversas medidas de mitigación de riesgo para determinada plaga. Son procedimientos que se realizan desde el campo hasta el embarque, lo que permite inspeccionar la fruta manteniendo su calidad y condición”, explica Ronald Bown.
“Está centrado en la aplicación de dos o más medidas de carácter fitosanitario que den la seguridad de que ese cultivo no va a tener problemas con las plagas cuarentenarias. En el caso del arándano, donde su fuerte es ser un producto orgánico, esta es una opción muy interesante”, complementa Ángel Sartori.
El director nacional del SAG añade que los productores que deseen producir y exportar bajo system approach deben seguir algunos pasos:
1-Registrarse en el SAG, mediante una plataforma dispuesta para esto.
2-El predio deberá disponer de al menos una trampa para Lobesia botrana, la que se deberá monitorear de acuerdo a las directrices establecidas en el Programa Nacional de Lobesia botrana.
3-Monitorear la plaga, controlando su prevalencia con acaricidas. Las medidas pueden ser aplicadas las veces que sea necesario para que se llegue a la cosecha sin presencia de Lobesia.
4-Llevar un registro de trazabilidad del huerto y la fruta.
5-Las partidas que quieran ser exportadas a Canadá deben ser inspeccionadas por el SAG. El organismo oficial tomará una muestra equivalente al 2% de la fruta que desea exportarse, la que deberá estar libre de cualquier ejemplar de la plaga.
6-Por último, las partidas que se envíen deben ir acompañadas de un certificado emitido por el SAG en el que se señale que esa fruta fue cultivada al amparo del system approach.
¿Por qué decirle que no a la fumigación con BrMe?
Fumigar con Bromuro de metilo (BrMe) es una opción cada vez menos atractiva. Si bien EE.UU, principal destino de la fruta chilena, exige que una parte de la producción nacional sea sometida a este procedimiento, en muchos otros mercados la utilización de ese producto se encuentra prohibida.
Más allá de la nocividad del BrMe, someter a los arándanos o cualquier otra especie al proceso de fumigación con este compuesto afecta directamente la condición de la fruta y su potencial comercial.
“El principal problema de la fumigación es que le quita vida al producto; se disminuye la ventana de días en la que va a poder ser comercializado en destino. Uno siempre quisiera no fumigar y tomar otras medidas, pero en el caso de EE.UU no existe otra alternativa, entonces estamos contentos por la opción tomada por Canadá”, enfatiza Felipe Juillerat.
El daño a la fruta por fumigación se produce porque ésta es sacada de su cadena de frío, calentada sobre los 15°C para que el BrMe sea efectivo y dejada en reposo un par de días antes de ser comercializada. Los cambios de temperatura, la espera previa a la comercialización y el daño propio del químico afectan la condición, calidad y vida del producto, generando una potencial baja en el precio de venta.
Más allá de afectar las condiciones de conservación del arándano, la fumigación con BrMe elimina una de las cualidades más atractivas del producto chileno: su condición de orgánico. Por lo mismo, la posibilidad de utilizar un método alternativo como el system approach para exportar a mercados restrictivos está transformándose en una interesante alternativa comercial para productores y exportadores.
Oportunidades
Actualmente el system approach se utiliza en producciones de naranjas, clementinas y mandarinas que tienen como destino EE.UU; también en cerezas que irán a Corea y Japón, kiwis con destino a EE.UU y Brasil, y ahora en uva y arándano que van a parar a Canadá.
“Este sistema abre a Canadá como un mercado disponible para exportar sin fumigar. Esperamos que el modelo se vaya replicando y eventualmente sea aceptado por EE.UU, nuestro mayor consumidor de arándanos. Si funciona bien, puede ser muy promisorio”, comenta Felipe Juillerat.
A medida que más países vayan aceptando el system approach como método preventivo de plagas cuarentenarias, se abre una ventana importante para la producción orgánica en nuestro país y entrega la oportunidad de que la fruta chilena sufra menos deterioro en destino y se comercialice con más flexibilidad.
“En Chile no existen mayores problemas por Lobesia botrana. Hemos disminuido mucho las poblaciones de esta plaga y nuestra fruta no ha presentado problemas en mercados de destino. Si bien esto no significa que le hayamos ganado a la Lobesia, sí estamos avanzando y mercados como el de Canadá lo están reconociendo”, concluye Ángel Sartori.
Fuente: SimFRUIT según Revista Campo online