- Expertos analizan este 2023 con escasas y casi nulas precipitaciones y proyectan una situación aún más compleja los próximos meses. Un escenario imposible de revertir y en el que se extreman esfuerzos para asegurar el abastecimiento de agua en zonas urbanas.
Un año para olvidar en lo que se refiere a precipitaciones se vivió este 2023 en la Región de Coquimbo. Escasas lluvias que profundizan la sequía que se extiende por casi dos décadas en la zona y que mantienen en alerta a expertos y autoridades ante el complejo escenario hídrico que, a futuro, dificultará aún más el abastecimiento de agua para la población y las actividades productivas.
Pablo Álvarez, doctor en Gestión de Recursos Hídricos y director del Laboratorio PROMMRA del Consorcio Centro Tecnológico del Agua Quitai Anko, explica que este año ya está definido en el ámbito hidrológico, con escasos recursos acumulados y embalses que alcanzan el 7 al 15% de su capacidad en la región, siendo el embalse Corrales en el Choapa el que acumula mayor cantidad de agua con un 50% de su capacidad.
En detalle, según el informe de Aguas del Valle, el nivel del embalse Puclaro es de un 10% de su capacidad; La Paloma solo alcanza un 6% y El Bato un 45% de su capacidad, datos que reflejan la crítica situación que se vive en la Región de Coquimbo.
“Es muy poco probable que la situación hidrológica cambie durante el verano, más bien lo que va a ocurrir es que se va a mantener y se va a profundizar más la disminución de las precipitaciones y que en el fondo es tendiente a cero, durante la temporada estival”, añade Álvarez.
Eso sí, explica el experto, las zonas urbanas tienen relativamente asegurado el abastecimiento de agua potable, “porque la sanitaria (Aguas del Valle) y las organizaciones de usuarios han llegado a acuerdos que tienen que ver con la redistribución de las aguas y el aseguramiento de consumo humano. En la zona rural, por supuesto que la condición es bastante más compleja, sobre todo en aquellos lugares que son abastecidos a través de camiones aljibes, ahí la situación va a seguir siendo igual difícil”.
Inversión para asegurar el abastecimiento
Este lunes el reporte de la empresa sanitaria Aguas del Valle confirmó la crítica situación que se vive en la región. Respecto al déficit de lluvias en La Serena, por ejemplo, se cifra en -85,9% acumulando solo 12,8mm de agua. En Combarbalá el déficit de precipitaciones llega a un -80,1% y en Illapel a -71,3%. Respecto a déficit de nieve en el sector de Vega Negra es de -100% con 0 mm acumulados.
Para la sanitaria, este complejo escenario se produce por una sequía que se arrastra por más de 14 años, sumado a las escasas precipitaciones de este 2023, dejando embalses casi sin agua y sin deshielos, producto de la casi nula nieve caída en la cordillera.
El gerente regional de Aguas del Valle, Andrés Nazer, señala que la actual situación hídrica ha llevado a la empresa a “extremar los esfuerzos para mantener la continuidad del servicio durante este verano con el desarrollo de nuevas obras, aumentando las fuentes subterráneas, reforzando la infraestructura y trabajando con las juntas de vigilancia de los ríos de la región y con las autoridades regionales y nacionales”.
Así, durante esta última década, la empresa ha destinado más de $62.000 millones en inversiones y gastos para abordar la sequía, pero sin duda requieren el acompañamiento y trabajo conjunto con todos los actores y así se “tomen medidas excepcionales para priorizar el consumo humano y asegurar la continuidad del suministro en el corto plazo”, añade Nazer.
Situación sería irreversible
En la misma línea, el meteorólogo del Centro de Estudios de Zonas Áridas, CEAZA, Tomás Caballero, confirma la mínima cantidad de agua que contienen los embalses, debido principalmente a la escasez de precipitaciones. Aclara que lo sucedido este 2023, con un Fenómeno de El Niño que proyectaba un año lluvioso en la región, demostró lo complejo de realizar pronósticos.
“Si bien El Niño trajo más sistemas frontales que lograron alcanzar con fuerza y con alta precipitación la zona de Santiago y la parte norte de la Región de Valparaíso. Aquí hasta el Choapa cayeron más precipitaciones, pero aun así está con un déficit cercano al 70% a la fecha, mientras que la parte del Limari y del Elqui que es más difícil que lleguen los sistemas frontales, estamos con un mayor déficit que está entre el 80 y 90%”.
Los expertos están de acuerdo en que la situación es casi imposible de revertir y no se podrá volver a una condición meteorológica antes de la década del 2000. “Lo normal va a ser que la tendencia a la reducción de las precipitaciones continúe y, por lo tanto, la disponibilidad hídrica a partir de las lluvias también baje. Eso significa también que, en escenario de cambio climático, el nivel de la isoterma cero sube y habrá menor agua disponible en forma de nieve, generando ríos más torrentosos y menor disponibilidad, en el largo plazo, del agua”, concluye el director de PROMMRA, Pablo Álvarez.
Desaladoras
Ante el escenario de escasez hídrica que vive la región, una de las principales soluciones ha sido la instalación de plantas desaladoras en la zona. Para Hans Duijne representante del Instituto Deltares de Países Bajos, experto internacional en la gestión de las cuencas hidrográficas y que trabaja en el programa de ciencia aplicada AquaConnect este sistema, si bien, se considera una tecnología moderna, también implica un alto costo. Por ello es importante trabajar en un “tren de tecnologías” que permitan ir entregando diversos usos al agua y su reutilización.
“Por ejemplo, tenemos dos plantas de tratamiento de Coquimbo y La Serena, ambos tienen 400 litros por segundo que van directamente al mar, eso ya es bastante agua y si la minería o la agricultura puede usar esta agua, no se requiere agua subterránea. Entonces hay un intercambio de usos y desarrollar tecnologías para luego tratarlas, puede ser más barato que el sistema de sacar la sal del mar, que es carísimo. Es la última tecnología que puede utilizar, pero es lo más caro, quizás no para una minería, ellos tienen suficiente dinero para poder hacer eso, pero para la población es carísimo”, señala Duijne.
Fuente: Diario El Día