Analizan desafíos para la industria hortofrutícola para el año 2024

Octubre 11, 2023|Noticias Destacadas|

En la reciente feria Fruit Attraction, los representantes de Maersk analizaron, junto a representantes de la industria hostofrutícola, los obstáculos claves del próximo año para las empresas de frutas y verduras del mundo, y cómo deberían prepararse mejor.

El primer desafío expuesto fue el cambio climático y su impacto en la producción y la seguridad alimentaria. El segundo, las tendencias de los consumidores hacia la trazabilidad de los alimentos; el tercero, cómo responder con rapidez a los saltos de la demanda; el cuarto, cómo gestionar aún más cambios en la normativa agrícola; y el quinto, cómo gestionar cadenas de frío fragmentadas.

Maersk citó a la ONU, que afirma que el cambio climático es la “mayor… amenaza para el entorno natural y las sociedades que el mundo haya experimentado jamás”. Sólo la cadena mundial de frío alimentario es responsable del 1% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. El aumento de las temperaturas y las plagas, así como los cambios en las precipitaciones y la distribución de los polinizadores, podrían afectar a la producción. Las concentraciones atmosféricas elevadas de CO2 pueden aumentar el rendimiento a temperaturas más bajas, pero disminuyen el contenido proteínico, reduciendo el valor nutritivo. Si las tierras agrícolas se vuelven más susceptibles a las perturbaciones meteorológicas, los productores deben encontrar formas de aumentar la eficiencia. Una solución es hacer más con los alimentos que se pueden cultivar, abordando el desperdicio de alimentos.

En el Reino Unido, el 25% de las manzanas y el 20% de las cebollas se destruyen porque “no tienen buen aspecto”. Productores y minoristas pueden reducir el despilfarro destacando la importancia de los productos “feos”, o los agricultores podrían vender estos alimentos directamente a los consumidores a través de mercados agrícolas o suscripciones. Los productos que no cumplen las normas cosméticas también pueden utilizarse para crear sopas o salsas, lo que se conoce como “food upcycling”, un mercado cuyo valor se prevé en 97.000 millones de dólares para 2031. Por otra parte, afirma que la normativa sobre trazabilidad también se está reforzando y que la tecnología puede ayudar. En su opinión, la cadena de bloques (blockchain) -una plataforma digital en la que los usuarios pueden almacenar información y ver las transacciones en tiempo real- es prometedora, ya que una vez que la información se añade a la cadena de bloques, se convierte en permanente y no puede manipularse, dando a productores, minoristas y consumidores acceso a datos fiables y ayudando a todas las partes de la cadena de suministro a cumplir la normativa. Maersk añade que los minoristas necesitan una cadena de suministro que pueda adaptarse rápidamente, ya que, de lo contrario, perderán ingresos o la entrada en nuevos mercados. Dice que quizá el cambio más significativo sea la propuesta de la UE de una nueva Ley de Vigilancia del Suelo para proteger y restaurar los suelos en los Estados miembros.

La UE también quiere implantar un sistema de puntuación nutricional para ofrecer claridad a los consumidores. Cumplir estos cambios es un reto enorme, por lo que cuanto antes actúen las empresas, mejor. Por último, Maersk afirma que cuantos más eslabones hay en una cadena de frío, más oportunidades hay de que las cosas vayan mal. A medida que las empresas hortofrutícolas crecen, a menudo lo hacen recurriendo a muchos proveedores logísticos diferentes para transportar sus mercancías. Esto deja mucho margen para el error. Una mala comunicación entre las partes puede generar ineficiencias, y un mayor número de puntos de entrega podría aumentar el riesgo de que los productos se calienten o se retrasen.

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