Viñas rodeadas por bosques nativos: Innovaciones científicas que buscan adaptar la biodiversidad al cambio climático

Noviembre 12, 2019|Actualidad|

 

El cambio climático es un fenómeno que está trastocando todas las formas culturales que como humanidad hemos construido hasta el día de hoy.

Según las investigaciones científicas, como las del comité científico asesor de la ONU, conocido como IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático), los efectos del aumento de la temperatura media de la tierra pueden traer no sólo intensas tormentas, aumento del nivel del mar o sequías en distintas regiones del planeta, sino también impactos en distintos ecosistemas y a la biodiversidad.

Los recursos alimenticios no están exentos a estos impactos y, en Chile, que ha sido definido como un país altamente vulnerable al cambio climático, ya han salido a la luz investigaciones que buscan que nuestros cultivos puedan adaptarse a estos efectos, como el aumento de la temperatura, sequías y acidificación de los océanos.

En este contexto un reportaje de La Tercera se refiere a las investigaciones e innovaciones en cultivos de papas, donde se busca el fortalecimiento de las papas nativas del sur con características de papas convencionales, a través de cruzamiento del material genético de  por medio de una polinización dirigida con abejas. De esta forma se pueden obtener nuevas líneas mejoradas del tubérculo. Este proyecto, denominado “Línea mejorada de papas nativas”, se está realizando por la Universidad Austral, en un proyecto dirigido por las expertas en Ciencias Agropecuarias, Carolina Lizana y Anita Behn.

Otro proyecto importante es el Programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad, que lleva adelante el Instituto de Ecología y Biodivesidad, a través de financiamiento Conicyt. Este proyecto describe que las vides de la zona central del país se han visto ‘invadidas’ por manchones de bosque nativo que, en algunos casos, incluso rodean las viñas. Es una nueva forma de plantación de las parras para producción de vinos, que la industria está comenzando a utilizar para mantener la salud de las vides en un contexto de cambio climático. Y donde la conservación del bosque nativo y los ecosistemas del lugar juegan un rol fundamental.

“Los bosques nativos, matorrales y esclerófilos como el litre y el quillay, entregan varios servicios ecosistémicos a las vid. Son una fuente de provisión de agua, ya que absorben el agua de lluvia y luego la libera lentamente durante el año, porque es un tipo de vegetación adaptada a clima mediterráneo, con varios meses sin precipitaciones”, explica Olga Barbosa, directora del Programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad, que lleva adelante el Instituto de Ecología y Biodivesidad, a través de financiamiento Conicyt.

Tanto vid como bosque se convierten en un solo ecosistema, que alberga aves, insectos y microorganismos que son beneficiosos para la salud de la uva.

Barbosa agrega, además, que “el bosque nativo ayuda a la estabilización del microclima alrededor de los viñedos, ya que a través de la fotosíntesis transpiran, y ese vapor, que básicamente es energía, disminuye la temperatura. Lo que es muy importante frente a eventos de temperaturas extremas”.

De esta forma, explica, tanto vid como bosque se convierten en un solo ecosistema, que alberga aves, insectos y microorganismos que son beneficiosos para la salud de la uva, ya que compite con pestes y enfermedades que atacan las parras.

Este proyecto comenzó a implementarse hace una década y actualmente son cerca de 37 mil hectáreas de bosque y matorral endémico están siendo conservados de forma voluntaria por una veintena de productores de vinos, bajo el alero de este programa.

“Conservar la biodiversidad y la naturaleza en los viñedos le confiere mayor resiliencia frente al cambio climático, algo esencial para la adaptación del sistema productivo”, sentencia la investigadora.

Fuente: SimFRUIT según información de La Tercera
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