Ronald Bown, Presidente de ASOEX: “El debilitamiento de nuestra moneda es un factor de incertidumbre adicional para la actividad económica”

Agosto 1, 2022|Noticias Destacadas|

Uno de los factores de la crisis por la que atraviesa el sector frutícola se relaciona con la cadena logística desatada el año 2020, debido a la pandemia del COVID, sin embargo, también ha habido una alza desmesurada en los costos transporte marítimo, señala Ronald Bown.

El presidente de la Asociación de Exportadores de Frutas, ASOEX, Ronald Bown, asegura que la actual temporada para el sector frutícola exportador ha sido particularmente desafiante. “Quizás, ha sido la temporada más difícil que nos ha tocado enfrentar”, señala el ejecutivo gremial.

Una parte importante de estas dificultades se relacionan con la crisis logística desatada durante el 2020 en el marco de las restricciones y cierres de mercados asociados al COVID-19. Por otra parte, se ha visto en algunos mercados problemas asociados a coordinación de los actores de la cadena logística y, también a cambios en los hábitos de consumo (también derivados de la pandemia).

Para Bown, los elementos mencionados anteriormente, resultaron en un aumento importante en los tiempos de tránsito, los que no se relacionan, necesariamente, con la velocidad de las embarcaciones, sino más bien, con las dificultades que estas naves encontraron en los puertos de destino, con alta congestión, falta de personal de operación en el puerto, falta de personal de los servicios de inspección sanitaria, falta de personal calificado para el transporte terrestre de la carga, entre otras restricciones o limitaciones asociadas a medidas adoptadas para la prevención y control de la pandemia.

Junto a lo indicado -asegura el presidente de Asoex- el alza de los costos de producción y de transporte han sido factores que están afectando en el resultado de las empresas, siendo especialmente injustificado el alza desmesurada del valor de los fletes marítimos.

¿Han sido las mayores dificultades de esta temporada?
A nivel de la logística local, esta temporada sumó algunos desafíos más a los ya mencionados, dónde también se evidenció falta de transportistas, saturación de carga en los puertos y falta de coordinación para dar prioridad de carga a productos perecibles, como la fruta o los alimentos en general.

En este sentido, y con miras a la temporada que viene, creemos que es sumamente relevante generar espacios de trabajo colaborativo, tanto dentro del sector privado como entre el sector privado y el sector público. Ya hemos tenido algunos acercamientos con las autoridades de Gobierno, en quienes hemos encontrado una buena recepción a la idea de trabajar de forma colaborativa en éstas y otras materias relevantes para la competitividad del sector agroexportador.

¿Es la situación más crítica a la que ha debido enfrentarse el sector agroexportador?
Cuando pensamos en episodios complejos que haya tenido que enfrentar nuestro sector, recordamos, por ejemplo, el episodio de las uvas envenenadas en Estados Unidos, sin embargo, en ese caso el sector pudo salir adelante, con el respaldo de las autoridades, relativamente rápido. Lo que hemos enfrentado esta temporada no tiene punto de comparación respecto de la multiplicidad de factores que están incidiendo y que determinan una mayor complejidad y un daño potencialmente más elevado para nuestro sector.

A todos los factores logísticos descritos anteriormente, se suma el conflicto entre Rusia y Ucrania, y el escenario de bajo crecimiento proyectado para las principales economías del mundo, pudiendo incluso convertirse en un escenario de recesión para el próximo año. Todos estos factores generan nuevos focos de incertidumbre y presiones en los mercados, lo que sin duda tiene un efecto negativo a nivel local y que tendremos que monitorear en detalle para la próxima temporada que se inicia en el mes de septiembre.

¿El dólar a casi $1.000 beneficia en algo al sector?
El valor del dólar puede interpretarse como una señal respecto de la “fortaleza” de nuestra propia moneda. Si bien es cierto que el escenario de incertidumbre global ha determinado un fortalecimiento relativo del dólar respecto de otras monedas, en el caso de Chile hemos visto un fortalecimiento mayor que en otros países de nuestra región.

Por otra parte, es importante destacar que un elemento importante es que los costos de la actividad también se paga en dólares, como el transporte marítimo y una parte importe de los costos de producción asociados a los insumos necesarios para la producción como fertilizantes, materiales de embalaje, fletes internos, entre otros, los que han registrado alzas importantes e incluso falta de algunos de ellos, lo que este año ha aumentado de forma desproporcionada, reduciendo los márgenes de la actividad a niveles que ponen en riesgo la sustentabilidad del sector.

Es importante destacar que el aumento de los costos de transporte marítimo, no son una mala noticia solo para el sector exportador, también han afectado al valor de las importaciones que realiza nuestro país, lo que es especialmente relevante en el caso de las importaciones de alimentos y el riesgo que esto presenta a la seguridad alimentaria nacional.

En este escenario, entonces, el debilitamiento de nuestra moneda es un factor de incertidumbre adicional para la actividad económica en general y para las inversiones en particular, por lo que aumentos o disminuciones importantes en el valor del dólar no deberían ser interpretados tan directamente como un beneficio inmediato para el sector exportador.

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