“OGM y fruticultura en Chile”

Agosto 17, 2020|Opinión|

Por: Miguel Ángel Sánchez, Doctor en Ciencias Biológicas y  Director Ejecutivo de ChileBio

Miguel Ángel Sánchez, Doctor en Ciencias Biológicas y  Director Ejecutivo de ChileBio

Si bien en Chile los cultivos genéticamente modificados (OGM) o transgénicos no están presentes comercialmente en el sector frutícola, si presentan oportunidades interesantes de explorar. En el país, actualmente sólo se utiliza esta tecnología para la producción de semillas con fines de exportación, y para actividades de investigación de campo para el desarrollo de nuevos híbridos, variedades y cultivos genéticamente modificados. Todo lo anterior se desarrolla principalmente con maíz, soya y canola.

A nivel de investigación y desarrollo, hay algunas iniciativas del sector académico nacional donde se ha intentado avanzar en el desarrollo de frutos transgénicos; pero estos no han avanzado hacia una etapa comercial por falta de apoyo económico y falta de certeza regulatoria, donde hay vacíos legales para el uso de la tecnología en el país. Por ejemplo, ha habido iniciativas para obtener vides resistentes a hongos, manzanas con mejor contenido nutricional, limones tolerantes a la salinidad; entre otros. Por su parte, a nivel global existen hoy dos frutas genéticamente modificadas disponibles comercialmente: una papaya resistente a una enfermedad viral y una manzana con oxidación retardada para disminuir el desecho de alimentos.

El potencial en Chile con la transgenia en fruticultura está en aprovechar las oportunidades que ofrece la tecnología en sí, espacialmente debido al conocimiento actual de la genética de los cultivos y herramientas moleculares para trabajar con ellos. Por ejemplo, se podría avanzar en desarrollar vides y/o arándanos resistentes a Lobesia, árboles frutales tolerantes al frío, cultivos tolerantes a la sequía, etc.

Pero para que estos avances sean posibles el principal desafío es implementar regulaciones coherentes y efectivas para asegurar la contribución de la biotecnología, en el contexto del mejoramiento genético vegetal, para una agricultura más sostenible.

Para esto es necesario que el conocimiento científico y la evidencia sea comunicada de manera eficiente a los tomadores de decisión; aclarando inquietudes y dejando de lado los prejuicios respecto de la biotecnología vegetal y los cultivos transgénicos. Por ejemplo, es común escuchar a políticos y empresarios expresar inquietudes ante la cercanía o convivencia de frutales con los cultivos de maíz, soya o canola transgénica existentes en el país, pensando que las producciones podrían verse afectadas negativamente por posibilidad de polinización cruzada; o el rechazo de una posible certificación orgánica, o afectar algún mercado de destino. Sin embargo, ello es completamente imposible, al tratarse de especies que no son sexualmente compatibles.

De allí la importancia de educar e informar sobre estos aspectos a la ciudadanía y sobre todo a los profesionales del campo, de tal forma de no perder oportunidades de enfrentar adecuadamente los desafíos de la agricultura actual, con todas las herramientas de las que hoy dispone la ciencia.

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