- De acuerdo con Elizabeth Köhler, asesora técnica del Comité del Kiwi: “Desarrollamos una metodología y protocolos que orienten a los productores y exportadoras sobre en qué aspectos deben fijarse para traer una variedad a nuestro país y que ésta sea exitosa”.
Años puede tomar traer una nueva variedad de kiwis a Chile, a lo que se suma una extensa regulación. Ante este escenario es clave contar con información clara que permita orientar a productores y exportadores respecto a la elección del material genético y así aumentar la oferta de variedades en un mercado en la que domina el kiwi Hayward.
Ese fue uno de los objetivos del proyecto “Protocolo para el establecimiento de material genético “que desarrolló el Comité del Kiwi de Frutas de Chile y que fue parte del Programa Tecnológico para la Fruticultura de Exportación Zona Centro Sur” (PTEC-Zona Centro Sur). El proyecto fue desarrollado con el apoyo de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) y la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF).
Para Elizabeth Köhler, asesora técnica del Comité del Kiwi y quien realizó la coordinación técnica del proyecto, la industria ha estado trayendo variedades que no han dado buenos resultados, por ejemplo, que no se adaptan o tienen problemas de enfermedades. “El objetivo inicial del proyecto fue ayudar a la industria trayendo nuevas variedades, pero durante el desarrollo del proyecto nos dimos cuenta de que hay varias dificultades como son los altos los costos. Por ello se cambió la dirección del proyecto y desarrollamos una metodología y protocolos que orienten a los productores y exportadoras sobre en qué aspecto deben fijarse para traer una variedad a nuestro país y que esta sea exitosa”.
El proyecto que comenzó en 2018 y finalizó este año fue realizado de la mano de destacados especialistas y expertos quienes desarrollaron y ejecutaron las actividades que permitieron el desarrollo de los protocolos. Algunos de ellos fueron Juan Pablo Zoffoli, investigador de la Facultad de Agronomía y Sistema Naturales de la Universidad Católica, Ernesto Moya, Profesor Asociado de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción y Margarita Torres de la Asociación de Viveros de Chile. “Además trabajamos con una comisión de especialistas a los cuales recurrimos para hacer las consultas técnicas o ensayos”, indicó Köhler.
Según Cherie Méndez, supervisora de Gestión de Proyectos del Comité del Kiwi de Frutas de Chile y quien lideró las actividades de terreno del proyecto, se trabajó durante 4 temporadas. “Al principio costó porque había mucha información y era necesario entender cómo funcionaban las variedades, por ejemplo, cuáles eran los problemas y con eso comenzar a trabajar. Por ello el primer año consistió en recopilar información. Estos protocolos contienen los temas que han representan mayor dificultad para desarrollo de las nuevas variedades, por lo tanto, al principio era necesario tener esa visión general para saber los puntos que deberíamos abordar”.
Resultados y beneficios
El documento final se dividió en 3 protocolos: el primero respecto a la selección de patrones y polinizantes; segundo un protocolo para selección de materiales destinadas a fruta y el último protocolo, que realizó la Universidad Católica enfocado en Poscosecha.
Según Méndez, en cada uno de los protocolos se trabajaron diferentes capítulos, por ejemplo, en el primero, se elaboró la guía de estandarización para la compra de plantas de kiwis. Hay otro capítulo respecto a lo que pide el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG para ingresar un material. “Los distintos capítulos están desarrollados a partir de levantamiento de información bibliográfica, más la experiencia de especialistas y también con investigación. Lo más interesante de este resultado es que alguien que quiere traer una variedad, lee este manual y sabe lo que tiene que hacer, lo que tiene que pedir afuera. Por lo tanto, se indica lo que se le deben preguntar al obtentor”.
“Cuando estábamos desarrollando el proyecto nos dimos cuenta de que uno de los grandes problemas para el cultivo de una variedad amarillas es el Verticillium, una enfermedad que está en el suelo y que afecta de una manera impresionante a las variedades amarillas. Por ello pedimos una extensión para investigar específicamente a este patógeno, que no se conocía mucho para la especie kiwi, pero gracias a este proyecto se dio a conocer que esta era una de las limitantes que tiene el establecimiento de variedades amarillas en Chile”, indicó Köhler.
El protocolo de poscosecha, es clave porque las variedades tienen comportamientos muy distintos, por lo tanto, hay una serie de características que se deben evaluar en poscosecha. “La gente viaja a distintos destinos en busca de materiales, como China e Italia, pero esas variedades no necesariamente se adaptarán bien a nuestras condiciones agroclimáticas y por eso no hay buenos resultados. Muchos productores traen variedades que implican una gran inversión y no dan resultado. Por ello, buscamos entregar una herramienta a la industria que evite estas pérdidas y daños económicos. Producto de la sensibilidad a enfermedades como Psa y Verticilium, se han perdido grandes proyectos de plantaciones de variedades amarillas en Chile”, indicó Köhler.
La asesora explicó que también se desarrolló una zonificación del kiwi, donde se hizo un estudio con especialistas en el área, que trabajaron relacionando clima con el suelo. “A partir de la información de los requerimientos del kiwi, se elaboró una zonificación para la sexta región, que define las zonas más aptas para el cultivo. Uno de los problemas que también hemos visto es que el cultivo del kiwi no está plantando en las zonas adecuadas, por lo que este capítulo era importante desarrollarlo.”
En cuanto a beneficios, de acuerdo con Köhler: “Entregaremos a la industria un resultado concreto, que son estos protocolos que hemos ido desarrollando, y que contienen metodologías estandarizadas para poder evaluar y traer nuevas variedades a Chile, es decir, que debo preguntar, o a quién debo recurrir. Esta herramienta permitirá a los productores tomar mejores decisiones cuando se traer una nueva variedad; te ayuda en la gestión, saber qué riesgo tiene, pero lo más importante es que te ayuda a tomar decisiones más informado”.
Importancia para Corfo
Los proyectos PTEC-Zona Centro Sur son claves para Corfo en cuanto al desarrollo de una industria más competitiva. De acuerdo con Macarena Alfaro, directora de programas tecnológicos de Corfo hace décadas que están promoviendo las áreas agrícolas, pero en particular que se relaciona con tema de la sofisticación de la industria. “Visualizamos que, como grandes exportadores de frutas, Chile también tiene la oportunidad de exportar productos más sofisticados y en eso la genética frutícola toma una connotación muy importante, donde se empieza a promover no solo la generación de genética nivel nacional sino también con la adaptación, lo que involucra un grado importante de desarrollo tecnológico. Es parte de lo que hemos impulsado con Frutas de Chile, como también con el Consorcio de Biofrutales, Centro de Fruticultura de la Universidad de Chile, las cuales impulsan la genética y desarrollo de variedades a nivel nacional”
“Lo que nos motiva para participar en los proyectos PTEC-Zona Centro Sur Corfo es poder fomentar el desarrollo de la industria nacional, a partir de innovaciones, emprendimientos, desarrollo tecnológico y a través de herramientas de financiamiento, entre otros aspectos. Con el objetivo de poder contar con una industria más competitiva, lo que tiene una trascendencia a nivel de los territorios, en los empleos y en la trascendencia de Chile en los mercados globales”, resaltó Alfaro.