Fuente:Canvas.
Por primera vez en 30 años, se llevó a cabo en Argentina, el Congreso Mundial de la Ciruela Deshidratada, organizado por la International Prune Association (IPA), el evento del rubro más importante de la agenda global, indicó un comunicado de Chileprunes
Según Paulo Estrada, gerente de Productores en GoodValley, “el contenido de las presentaciones fue excelente, con una charla de liderazgo e innovación que fue un verdadero aporte al Congreso. “Quizás, lo único que me faltó, fue ver un campo en condiciones normales, no de punta, tal como estaban dirigidas las visitas. Me hubiese gustado visitar un campo más típico de Argentina, sin malla antigranizo, sin control de heladas, un huerto de tamaño promedio o un poco más chico, sometido a las inclemencias climáticas normales de Argentina”.
En tanto, Agustín Marín, gerente general en Onizzo, coincidió en que tenían interés en conocer más de la realidad argentina, “una que sabemos tiene de dorado y gris. La parte dorada es que hay agricultores invirtiendo fuertemente en tecnología, con huertos impresionantes, incluso protegidos bajo techo para prevenir el granizo. Por otro lado, la parte gris muestra agricultores con menos recursos, que con mucho esfuerzo tratan de sacar adelante sus huertos. Estamos hablando de diferencias significativas en productividad: desde 3.000 a 10.000 kilos por hectárea”.
Eso sí, ve un interesante futuro para Argentina. “Hay interés, ganas de invertir (en tecnologías como mallas y redes para mitigar los efectos climáticos), y lo que vimos fue un buen producto final. Para nosotros esto es importante, porque ellos son competidores directos, pero también podrían ser proveedores en ciertos casos, tienen limitaciones, ya que cuentan con pocos acuerdos internacionales para comercializar su fruta. Esto podría representar una oportunidad para Chile, colaborando con ellos”, agregó el ejecutivo.
Pablo Campino, miembro del Comité Técnico de Chileprunes y ejecutivo de Pacific Nut, resaltó los desafíos de la ciruela argentina son dos: “abrir más mercados, hoy tienen 5 a 6, mientras Chile tiene más de 70. Sin duda, deben salir al mundo para comercializar la fruta. Y requieren mayor inversión en riego tecnificado, pues también se ven muy afectados por la sequía (ellos tienen el 20% de la superficie con riego tecnificado, mientras en Chile estamos en 80%). Saben que alineando las instituciones en esta vía solucionarán sus problemas en el corto plazo. Lo que sí le faltó es que los country report de los países participantes, estuviesen más consolidados y alineados en un solo formato, “había que bucear un poco para llegar a la información”.
China… ¿amenaza u oportunidad?
El miembro del Comité Técnico de Chileprunes también resaltó de las charlas lo que sucede con China. “Siempre ha sido hermética respecto de las plantaciones reales que tienen, pero hoy, es un hecho, que la superficie que tienen plantada es prácticamente la misma que tiene el mundo entre California, Chile, Francia, Argentina y un par de países más pequeños. La gran pregunta es saber si es una amenaza o una oportunidad… el tiempo lo dirá”.
Estrada añadió que lo de China hace que los desafíos del mercado de la ciruela no sean del todo claros. “No sabemos qué va a pasar con ese país, ni tampoco tenemos claro cómo conversar este tema con California, Francia y Argentina”.
Con incertidumbre o no, la demanda de China sigue creciendo, absorbiendo fruta que antes iba a otros mercados. “Es clave tener presencia en China. Sin ellos, sería difícil vender toda nuestra producción. Y mientras la mayoría de los países están enfrentando una caída en sus producciones, nosotros logramos mantenernos e incluso crecer”, agrega Agustín Marín.
Otro tema relevante abordado por los entrevistados es que el consumo mundial de la ciruela deshidratada parece estancado; y si la población global aumenta, significa que el consumo per cápita disminuye, a pesar de que hablamos de un superalimento que puede ser tremendamente bien marketeado, tal como lo está haciendo Chile en India.
“Pero como países productores, en general, el sinfín de factores positivos en la salud humana, no lo estamos sabiendo utilizar como estrategia de marketing, existiendo una población muy grande de Generación Z y Millenials (30% de la población) que hoy no come ciruelas siendo que hoy son consumidores que buscan lo saludable”, agregó Campino.
Y por último, destacó, el tremendo potencial que tiene Chile, dentro de la ciruela D’agen, viendo que los principales actores -dejando fuera a China-, que pertenece a IPA, están todos a la baja en sus producciones. Esto incluye la falta de nuevas superficies o plantaciones y las disminuciones en las producciones debido, principalmente, a factores climáticos.
“En Chile, si bien hemos tenido eventos climáticos, hemos visto que las superficies, gracias a los buenos retornos de los últimos años, han aumentado levemente. Sabemos y conocemos que tenemos las condiciones ideales, tanto de suelo como de clima, para producir buenos volúmenes y calibres. Esto representa un atractivo comercial importante para nuestros productores, permitiéndoles alcanzar buenas rentabilidades. En ese sentido, creo que tenemos ventajas competitivas significativas como país”.
La voz de Argentina
De acuerdo con el coordinador del Clúster de Ciruela Industria de Mendoza, titular de la institución organizadora, Francisco Araujo, explicó que este es el primer congreso de IPA en la Argentina, en los 34 años de vida de esta organización: “Coordinamos esfuerzos para promover el consumo de ciruelas secas y desarrollar nuevas oportunidades de mercado, siempre con una visión de cooperación internacional y responsabilidad con el futuro del sector”.
“Contamos con la presencia de siete delegaciones de los países miembros de IPA y también fue un honor contar con delegaciones de España y China. No son muchas las cadenas productivas que tienen un espacio de discusión como el que tenemos nosotros, donde podemos trabajar colectivamente sobre los temas más trascendentes de nuestra industria, desde los retos de sostenibilidad hasta la apertura de nuevos mercados”, dijo Araujo.
En Argentina, la superficie de cultivo productiva implantada en el país ronda alrededor de las 10.000 hectáreas y se distribuye principalmente en las provincias de Mendoza (80% de la superficie implantada), San Juan, Río Negro y Neuquén, donde las condiciones climáticas son favorables para su desarrollo.
La producción anual de ciruelas en Argentina fluctúa dependiendo de las condiciones climáticas y la demanda externa. En años de buena cosecha, la producción puede incluso superar las 100.000 toneladas, aunque en períodos de sequía, heladas, vientos fuertes (en ese país, denominado, Zonda) la cifra puede disminuir a menos de la mitad.