Por Felix Viveros, Director Ejecutivo de Ciren
Felix Viveros, Director Ejecutivo de Ciren
No es resultado del azar lo que estamos viviendo. Lo que antes veíamos como un mero efecto de la pantalla grande, en la actualidad ocurre y es una realidad que nos afecta a todos, en especial a los agricultores. El problema es que no existe un plan b. No hay un segundo planeta, que nos permita partir de cero. Por eso es importante comprender lo que está pasando y cómo esto afectará a nuestro entorno, especialmente a nuestros campos, especies y en general a los Recursos Naturales.
Creemos que el cambio climático es una palabra cliché o de moda, que es algo que está pasando, pero lejos. No nos damos cuenta que bajo nuestros pies hay un suelo que se está desgastando, que se está cansando que lo maltraten.
En los últimos años, entre las regiones de Coquimbo y los Lagos, más de 690 mil hectáreas utilizadas con fines agrícolas se declararon erosionadas, afectando su fertilidad y la producción de los cultivos. Una cifra impactante, pero pequeña al compararla con la degradación en tierras silvoagropecuarias. Las malas prácticas agrícolas, la tala de árboles y el uso insustentable de bosques, han provocado problemas en más de 9 millones de hectáreas.
¿Existe alguna luz que nos ilumine entre este negativo escenario?
Lamentablemente el cambio climático no se puede revertir. Debemos aprender a vivir en este nuevo contexto, adaptarnos a los cambios y sobretodo en la agricultura, haciéndola menos vulnerable frente a las amenazas emergentes. Debemos trabajar para conocer el fenómeno, saber cuáles serán sus efectos y proyecciones.
Y es en este punto, donde del estado debe tomar un rol preponderante, fomentando estudios, investigaciones y programas que nos permitan convertirnos en una nación resiliente pero también responsable, con una gestión gubernamental eficiente fundamentada en información certera y confiable.
Hace algunos meses el Centro de Información de Recursos Naturales, recibió un reconocimiento internacional que nos llenó de orgullo y no solo por lo que un premio puede significar para una institución, sino porque el reconocimiento fue a un proyecto que instaura una metodología que permite adelantarse a los nuevos escenarios agroclimáticos. Este premio nos sirvió para darnos cuenta que vamos en la línea correcta y que de la incertidumbre o amenaza podemos tener una oportunidad.
Un Modelo de adaptación al cambio climático por medio de la zonificación de aptitud productiva de especies hortofrutícolas priorizadas en la Región del Biobío, permite zonificar por clima y suelos los potenciales de producción de cultivos de interés regional; establecer el estado actual y los escenarios de cambio climático para el Biobío e instaurar las bases para el desarrollo de un plan de adaptación de la agricultura regional frente a los cambios climáticos.
La situación es grave, pero la diferencia entre quienes podrán superar esta situación, radica en una sola palabra: información. Seamos conscientes y responsables. El Cambio Climático llegó para quedarse y está en nosotros el éxito para sobrellevar este gran problema.